¿Que le dio Jesús a cada uno de sus discípulos?

que le dio jesus a cada uno de sus discipulos

Imagínate ser elegido por el propio Jesús para formar parte de su círculo más cercano de seguidores. Los discípulos, también conocidos como apóstoles, eran doce hombres que dedicaron su vida a aprender de Jesucristo y a difundir sus enseñanzas. Cada discípulo tenía una personalidad y un papel únicos dentro del grupo, y Jesús tenía un don especial para cada uno de ellos. En este artículo, exploraremos las bendiciones y responsabilidades individuales concedidas a los discípulos de Jesús.

Pedro: La Roca

Pedro, conocido como Simón Pedro, fue uno de los primeros discípulos llamados por Jesús. A menudo se le consideraba el líder entre los discípulos y desempeñó un papel importante en la primitiva iglesia cristiana. Jesús dio a Pedro el nombre de «Roca» y le prometió las llaves del reino de los cielos, simbolizando su autoridad. Pedro se convirtió en una figura prominente y desempeñó un papel crucial en la difusión del Evangelio tras la ascensión de Jesús.

James y Juan: los Hijos del Trueno

James y Juan, hijos de Zebedeo, fueron llamados los «Hijos del Trueno». Se caracterizaban por su naturaleza ardiente y celosa. Jesús les concedió el privilegio de presenciar acontecimientos significativos de su vida, como la Transfiguración y la resurrección de la hija de Jairo. Estas experiencias fortalecieron su fe y les prepararon para sus futuras funciones como líderes de la primitiva comunidad cristiana.

Andrés: el evangelista

Andrés, hermano de Simón Pedro, tenía un don único para la evangelización. Fue el responsable de llevar a su hermano a Jesús y desempeñó un papel vital en la introducción de otros a las enseñanzas de Cristo. El papel de Andrés fue esencial para difundir el Evangelio e iniciar la formación de la primitiva comunidad cristiana. Su dedicación a compartir el mensaje de Jesús hizo de él un discípulo influyente y un verdadero siervo de Dios.

Juan: el discípulo amado

Juan, a menudo llamado el «discípulo amado», tenía un vínculo especial con Jesús. Era conocido por su profundo amor a Jesús y su deseo de estar cerca de él. Jesús confió a Juan el cuidado de su madre, María, simbolizando su fuerte conexión. La comprensión de Juan de las enseñanzas de Jesús, combinada con su amor inquebrantable, le llevó a convertirse en uno de los escritores más destacados del Nuevo Testamento, autor del Evangelio de Juan, tres Epístolas y el Libro del Apocalipsis.

Mateo: El recaudador de impuestos convertido en apóstol

Mateo, también conocido como Leví, era recaudador de impuestos antes de ser llamado por Jesús. Jesús vio potencial en Mateo y lo llamó a formar parte de los discípulos, a pesar de que su profesión era despreciada por muchos. A través de su relación con Jesús, Mateo experimentó una profunda transformación y se convirtió en testigo del perdón y la gracia de Dios. Fue el autor del Evangelio de Mateo, que hacía hincapié en las enseñanzas de Jesús y en el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento.

Tomás: El Dudoso

Tomás, a menudo recordado como «Tomás el Dudoso», luchó contra las dudas y el escepticismo incluso después de presenciar los milagros de Jesús. Sin embargo, Jesús fue paciente y comprensivo con Tomás, permitiéndole tocar y ver sus heridas para fortalecer su fe. La duda de Tomás se transformó en una creencia inquebrantable, que le llevó a convertirse en uno de los discípulos más comprometidos, proclamando «Señor mío y Dios mío».

Judas Iscariote: El traidor

Judas Iscariote es famoso por traicionar a Jesús a las autoridades religiosas a cambio de treinta monedas de plata. A pesar de su papel elegido como discípulo, Judas permitió que la codicia y la traición le consumieran. Sus acciones condujeron a la crucifixión de Jesús, y él acabó quitándose la vida. Judas es un trágico recordatorio de las consecuencias de permitir que los deseos mundanos eclipsen la fe y la lealtad de una persona.

Los discípulos restantes

Los discípulos restantes eran Felipe, Bartolomé o Natanael, Santiago hijo de Alfeo, Simón el Zelote, Tadeo o Lebbeo y Judas hijo de Santiago. Aunque menos prominentes en los relatos bíblicos, cada uno de estos discípulos tenía sus puntos fuertes y contribuciones únicas al ministerio de Jesús. Su devoción, enseñanzas y testimonios fueron esenciales para difundir el cristianismo y establecer la Iglesia primitiva.

Conclusión

Cada uno de los discípulos de Jesús recibió un don especial, una llamada y una responsabilidad. Desde Pedro, que se convirtió en la roca fundacional de la iglesia, hasta el discípulo amado Juan, que difundió apasionadamente el evangelio a través de sus escritos, cada discípulo tuvo un papel en el cumplimiento de la misión de Jesús. A pesar de sus variadas personalidades y antecedentes, Jesús vio el potencial y dotó a cada uno según su propósito. Que se nos recuerde la importancia de nuestros propios dones únicos y de las llamadas que hemos recibido, igual que Jesús dio a sus discípulos.

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