Antes de ascender al cielo, Jesús hizo varias promesas a Sus apóstoles elegidos. Estas promesas pretendían consolarles y guiarles mientras continuaban Su obra aquí en la Tierra. En este artículo, exploraremos y discutiremos las promesas significativas que Jesús hizo a Sus apóstoles antes de Su partida.
La Promesa del Espíritu Santo
Una de las promesas más importantes que Jesús hizo a Sus apóstoles fue el don del Espíritu Santo. En Juan 14:26, Jesús dijo: «Pero el Abogado, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que os he dicho.» Esta promesa aseguró a los apóstoles que no se quedarían solos, sino que el Espíritu Santo estaría con ellos, guiándoles y dándoles poder en su misión.
La promesa del poder
En el libro de Hechos 1:8, Jesús prometió a sus apóstoles que recibirían poder cuando el Espíritu Santo viniera sobre ellos. Este poder les permitiría ser testigos eficaces del mensaje evangélico, no sólo en Jerusalén, sino también en Judea, Samaría y hasta los confines de la tierra. Esta promesa dio a los apóstoles la confianza y la audacia que necesitaban para cumplir su vocación.
La Promesa de Paz
Jesús también prometió a los apóstoles Su paz. En Juan 14:27, Jesús dijo: «La paz os dejo; mi paz os doy. No os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni tengáis miedo». Esta promesa de paz tranquilizó a los apóstoles en tiempos de incertidumbre y pruebas. Sabían que, a pesar de los retos a los que se enfrentarían, Jesús ya había vencido al mundo y les había dejado Su paz.
La promesa de la guía divina
Antes de ascender al cielo, Jesús prometió a Sus apóstoles que seguiría guiándoles. En Mateo 28:20, Jesús dijo: «Y ciertamente yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo». Esta promesa aseguró a los apóstoles que Jesús estaría con ellos, guiándoles en cada paso del camino. Podían confiar en Su sabiduría y dirección para difundir la buena nueva de la salvación.
La promesa de la vida eterna
Jesús también prometió a los apóstoles la vida eterna. En Juan 10:28, Jesús dijo: «Yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás; nadie los arrebatará de mi mano». Esta promesa infundió esperanza y seguridad a los apóstoles, pues sabían que su fidelidad y compromiso con Jesús tendrían como resultado la vida eterna con Él. Les motivó para soportar la persecución y soportar las dificultades, sabiendo que su recompensa les esperaba en el Cielo.
La promesa de unidad
Por último, Jesús prometió la unidad entre los apóstoles. En Juan 17:20-23, Jesús oró por la unidad de todos los creyentes, incluidos Sus apóstoles, diciendo: «Oro también por los que creerán en mí a través de su mensaje, para que todos ellos sean uno, Padre, como tú estás en mí y yo en ti.» Esta promesa destacaba la importancia de la unidad y el amor dentro de la comunidad de creyentes, lo que fortalecería su testimonio y su impacto en el mundo.
Conclusión
En conclusión, antes de ascender al cielo, Jesús hizo varias promesas significativas a Sus apóstoles. Estas promesas incluían el don del Espíritu Santo, el poder, la paz, la guía divina, la vida eterna y la unidad. Mediante estas promesas, Jesús aseguró a Sus apóstoles que no estaban solos en su misión y que tenían todo lo que necesitaban para cumplir su vocación. Estas promesas siguen inspirando y guiando a los creyentes de hoy, recordándonos la presencia y fidelidad de Jesús en nuestras vidas.