Cuando se trata de buscar orientación y comprensión espirituales, los cristianos suelen recurrir a Jesucristo, la figura central de la fe cristiana. Como discípulos de Cristo, es importante explorar lo que desea de nosotros en nuestra vida personal y cómo podemos alinearnos con sus enseñanzas. En este artículo, profundizaremos en la pregunta «¿Qué quiere Jesús de nosotros?» y descubriremos la esencia de su mensaje.
La llamada al amor
El amor es la piedra angular del mensaje de Jesús. Hace hincapié en el mandamiento de amar a Dios y al prójimo como a nosotros mismos. Jesús quiere que encarnemos el amor en todos los aspectos de nuestra vida. Esto incluye mostrar bondad, compasión y perdón a los demás, tal como hizo durante su estancia en la tierra.
Jesús también quiere que nos amemos y cuidemos de nosotros mismos. Necesitamos cuidar nuestro bienestar físico, emocional y espiritual para servir mejor a los demás y cumplir nuestro propósito. Es importante no descuidarnos a nosotros mismos en el proceso de amar a los demás.
El poder de la fe
Jesús subrayó con frecuencia la importancia de la fe. Quiere que tengamos una fe inquebrantable en el plan de Dios y que confiemos en Su guía. Mediante la fe, podemos encontrar fuerza en los momentos difíciles y acercarnos más a Jesús. Es a través de la fe como establecemos una relación profunda y significativa con Él.
Sin embargo, Jesús nos advierte contra una fe superficial. Desea una fe que vaya más allá de la mera palabrería. Más bien quiere que tengamos una fe que se refleje en nuestras acciones y elecciones. Nuestra fe debe traducirse en amor, compasión y justicia.
Vivir una vida con propósito
Jesús desea que vivamos una vida con propósito, alineando nuestras acciones y valores con sus enseñanzas. Esto incluye abrazar la humildad, buscar la rectitud y perseguir la justicia. Jesús quiere que busquemos activamente oportunidades para servir a los demás y tener un impacto positivo en el mundo.
También desea una relación personal e íntima con nosotros. Jesús quiere que le confiemos nuestras esperanzas, miedos y sueños. Entregándonos a su guía, podemos vivir una vida llena de propósito y desarrollar nuestro verdadero potencial.
Reconociendo nuestras imperfecciones
Jesús comprende nuestra naturaleza humana y nuestras imperfecciones inherentes. Quiere que reconozcamos nuestros pecados y nos arrepintamos de ellos, buscando el perdón y la redención. Mediante la confesión y el arrepentimiento, podemos fortalecer nuestra relación con Él y experimentar el poder transformador de su amor y su gracia.
Jesús también quiere que extendamos el perdón a los demás. Al igual que nos perdona a nosotros, desea que perdonemos a quienes nos han hecho daño. Este acto de perdón no sólo nos cura, sino que también nos libera de la carga de guardar rencor.
Difundir la Buena Nueva
Por último, Jesús quiere que compartamos su mensaje de amor, salvación y esperanza con los demás. Ordena a sus discípulos que sean una luz en el mundo y difundan la buena nueva de sus enseñanzas. El camino de cada persona con Cristo es único, y al compartir nuestra fe, podemos ayudar a otros a descubrir el poder transformador de Jesús.
Sin embargo, Jesús no obliga a nadie a creer en Él. Respeta el libre albedrío de cada persona y quiere que presentemos su mensaje con amor, amabilidad y respeto. Es a través de nuestras acciones y palabras como los demás pueden ser testigos del amor y la luz de Cristo.
En resumen, Jesús quiere que vivamos una vida arraigada en el amor, la fe, el propósito, el perdón y la difusión de la buena nueva. Cuando nos alineamos con sus enseñanzas y nos esforzamos por parecernos más a él, no sólo experimentamos un crecimiento personal, sino que también desempeñamos un papel en la transformación de nuestras comunidades y del mundo en general. Que busquemos continuamente la guía de Jesús y nos esforcemos por cumplir sus deseos en nuestras vidas.