Los apóstoles, o apóstoles en español, desempeñaron un papel importante en los primeros años del cristianismo. Estos hombres fueron elegidos por el propio Jesucristo para difundir sus enseñanzas y establecer los cimientos de la fe. Aunque la mayoría de la gente conoce a los famosos doce apóstoles, a menudo surge una pregunta: ¿quién fue el último de los apóstoles? En este artículo, nos adentramos en los registros históricos, los textos bíblicos y las opiniones de los eruditos para arrojar luz sobre el misterio que rodea al último apóstol.
Los Doce Apóstoles
Los doce apóstoles estaban formados por Pedro, Andrés, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo, Santiago el Menor, Tadeo, Simón y Judas Iscariote (que más tarde fue sustituido por Matías). Estos apóstoles fueron testigos de los milagros de Jesús, escucharon sus enseñanzas y recibieron autoridad para realizar actos de curación y predicación. Su inquebrantable dedicación a la fe les impulsó a establecer numerosas comunidades cristianas por todo el mundo antiguo.
Pablo, el Apóstol de los Gentiles
Aunque Pablo no se cuenta entre los doce apóstoles, a menudo se hace referencia a él como el decimotercer apóstol o el apóstol de los gentiles. Originalmente conocido como Saulo, se opuso vehementemente a los primeros cristianos hasta que tuvo una visión de Jesucristo en el camino de Damasco. Esta experiencia transformadora le convirtió en un apasionado defensor de la fe.
Los extensos viajes misioneros de Pablo le llevaron por todo el Imperio Romano, difundiendo el cristianismo tanto a judíos como a gentiles. Sus epístolas, recogidas en el Nuevo Testamento, se consideran textos fundacionales de la Iglesia primitiva. A pesar de que se cree que escribió catorce libros del Nuevo Testamento, Pablo no estaba entre los doce apóstoles originales.
Las teorías
La cuestión de quién fue el último de los apóstoles ha suscitado debates entre eruditos e historiadores por igual. A lo largo de los años han surgido varias teorías, cada una de las cuales propone una respuesta diferente. Exploremos algunas de las más populares:
1. Juan el Apóstol
Una teoría sugiere que Juan, hermano de Santiago, fue el último de los apóstoles en morir. Según los registros históricos, Juan vivió hasta una edad avanzada y fue el único de los doce que murió de muerte natural. Esta teoría está respaldada por los primeros padres de la Iglesia, como Ireneo, que afirmó que Juan vivió hasta el reinado de Trajano (r. 98-117 d.C.). Sin embargo, la fecha exacta de la muerte de Juan sigue siendo incierta.
2. Judas el Apóstol
Otra teoría sugiere que Judas, también conocido como Tadeo, fue el último de los apóstoles. Los informes indican que viajó mucho para propagar la fe e incluso visitó Armenia, donde encontró el martirio. La Iglesia armenia venera a Judas como santo patrón, lo que apoya aún más esta teoría.
3. Andrés Apóstol
Una teoría menos convencional sostiene que Andrés, el hermano de Pedro, debería ser reconocido como el último apóstol. Algunos relatos antiguos sugieren que Andrés continuó su labor misionera más allá de la época de los demás apóstoles. Estas fuentes afirman que predicó el Evangelio en Escitia (las actuales Ucrania y Rusia) y que finalmente fue martirizado allí. Sin embargo, gran parte de esta información procede de textos apócrifos, que no se consideran canónicos.
El veredicto
Aunque no existe un consenso definitivo sobre quién fue el último de los apóstoles, la opinión predominante se inclina hacia Juan como el contendiente más probable. Su larga vida y los relatos históricos de su muerte son argumentos de peso. No obstante, el legado de todos los apóstoles tiene una importancia inmensa en el cristianismo, ya que colectivamente sentaron las bases de la fe que conocemos hoy.
Conclusión
La cuestión de quién fue el último de los apóstoles sigue siendo un tema de intriga. Ya fuera Juan, Judas, Andrés o cualquier otro, los apóstoles desempeñaron un papel inestimable en la difusión de las enseñanzas cristianas. Su compromiso inquebrantable y sus sacrificios siguen inspirando a millones de personas de todo el mundo. Independientemente de quién ostente el título de último apóstol, su contribución colectiva sigue dando forma a la fe cristiana, sirviendo de faro de esperanza para las generaciones venideras.